24 enero, 2021

un ángel

Después de algunos meses de aquel tiempo me despertó un ángel. Miguel, Gabriel, no recuerdo bien cual fue. Miré hacia el pasado, perdoné y recordé que también debía perdonarme. Un ángel para un final, el más terrible e implacable como el de Silvio. Aliexpress, las cámaras, los huevos, el psiquiatra, mi vecino agresor, el tiempo herido y el ravotril perdido que no encontraba el neurotransmisor de la angustia, una adicción de mentiras y los impulsos al sexo contenido y herido de la infancia, el vitara que vendí el 2018 y que después volvió y me robaron el 2020. Automotora oriente, inmobiliaria oriente…el destino me estaba gritando de manera descarnada las señales. Fue así con las señales que llegaron a mi casa. Estaba pagando por errores que no eran los míos y siendo el mejor ejemplo vivo de la codependencia. Injusticia o justicia, quizás el karma y mi testarudez unidas. Algo le supo poner fin. Como tantas cosas en mi vida no tengo la certeza y sólo quedan resquicios. El ángel o la niña de las flores, la tarotista que sacó a relucir la verdad de los tiempos, el zeigeist. Los recuerdos que con el tiempo se caen a pedazos. Como también de tantas cosas no tengo certezas, tengo un poco de dolor y sangre que el tiempo ha cicatrizado. Son heridas que se están cicatrizando, no están sanadas. Mis plantas o esta casa, las flores, los libros, escuchar y mirar personas, la cuarentena, haber dejado el control parental y los detalles que construían una vida. Volver a empezar, volver a amar-me. Dejé atrás mi inocencia y todas esas heridas para encontrar una persona capaz de reinventarse. Herido y todo he sido capaz de reinventarme y seguir.

Discapacidad o capacidad. Dualidades o segmentos del contìnuo de las que tengo que aprender y aceptar, ya que el tiempo ni las circunstancias han sido mis mejores aliados. Es el mundo contra mi intuición, mi mejor aliada. Mis razones, mis más grandes enemigos. A ratos las circunstancias me hablan, las personas, los ángeles, el sofá que retapicé, abrir el cajón equivocado o verbalizar brutalmente la verdad. Un mensaje a las 00:49, la frialdad de algunas palabras y mi brutalidad. Soy bruto. Bruto de palabras y bruto de porfiado.

He hecho mis esfuerzos. Mis mejores esfuerzos, de recobrar la ternura, el deseo y el sentido de mi vida. Como un animal atropellado por un conductor que no respetó la cuarentena en medio de una carretera oscura que se trata de levantar y entender dónde está parado. Mareado, consternado, perdido, con la única necesidad de ser protegido por su amo, sin condiciones. Un amo que no existe, que se ha perdido, que se ha escapado luego de haberlo el mismo atropellado. Un animal bruto, apasionado y con cicatrices que recuerdan la realidad del pasado, un animal que mira algunos demonios que quedaron circulando. Este animal ha visto un ángel y ha perdido un amo. Lo ha dejado todo y lo ha seguido. Sangrando, pero confiado ya que no hay mucho más que perder. Perderme también se ha vuelto una opción.

24 abril, 2019


Tengo el corazón atado a un nudo de cables que se llaman razón, lo asfixian y aíslan. El cerebro del corazón sufre un infarto a pocas horas de haber nuevamente entregado esperanzas de una rehabilitación. Un catéter y una cirugía a rajo abierto incierta.

He re-descubierto nuevamente cada una de las cualidades de mis debilidades y de mis fortalezas. Las debilidades a ratos toman mayor peso ¿es culpa de los años? ¿a medida que pasa el tiempo las barreras que nos sostienen y que me sostienen se vuelven más vulnerables? El amor, lo que tanto buscamos es también nuestro mayor enemigo. Tengo miedo. Miedo del tiempo y del amor. No es sano, no es natural…pero es así.

Es el tiempo del desconcierto y del corazón asfixiado. No cables, no razón, no tiempo. Amor y también desesperanza atada a la mente. De eso se trata esta historia tragicómica.

Dos niveles de consciencia para una misma relación que no conversan, y que cuando conversan se desarma en deseo, locura, fantasías de una vida en conjunto y un crecer unidos. Es difícil amar, y es difícil continuar de manera consciente ¿Es una fantasía también amar conscientemente? Que comprendamos nuestros procesos y que salgamos adelante pese a las dificultades. Sin reírnos, ni pensar que nos hemos reído mutuamente de nuestros propios compromisos. Esa ironía que no es ironía, pero que es ironía, al fin y al cabo. Se vuelve irónica esa risotada de mis palabras como profesor, una ironía de mis propias palabras. Hay matices, pero también hay certezas que no lo ameritan ¿Cómo comprenderme y también comprender esta historia desatada que cuando tiene sentido brilla, y que cuando no, se abre al misterio y se vuelve un thriller con un final aterrador a medianoche?

Cuando no conversan nuestras consciencias, el espacio al temor se abre espacio. Al pasado y a la certeza de que tenemos un futuro incierto. Gestionar la incertidumbre. Nunca lo entendí, creo sin seguir entendiendo. En un mundo amargo aparece una esperanza de dulzura que no es tan así, pero también es así ¿Quien entiende? Te extraño Cerati. Realmente te extraño, así como extraño a mi Principito en la mesa de centro. Quisiera comprarte nuevamente pero nunca volverás a ser el mismo. No hay que regresar aquí nunca, porque nunca sería tan divertido, le decía Scarlett Johansson a Bill Murray en Perdidos en Tokio.

Mientras más sabes quién eres y lo que quieres, menos permites que las cosas te alteren. Seguramente a mis 38 años no sé quién soy ¿alguien lo sabe? A veces hago todo al revés, pero también es una ardua tarea reponerse de un tsunami, más aun sabiendo lo terco que soy y que he decidido quedarme aquí en espera de una recompensa que no debiese esperar. Tengo miedo y también sentimientos de esperanza. Tengo el corazón atado a los cables de mi intuición, que también tienen un poco de razón.

Un sueño siempre avisa. Nunca lo olvides weirdo. Amas la perversión y las historias torcidas. Nunca preferirás lo fácil, debes asumirlo, como una verdad, como una cirugía a la que te expones sórdidamente y sin ninguna anestesia, como ha sido hasta ahora.

31 octubre, 2018

el cerebro del corazón





Un rayo de luz en la oscuridad. Ser un hombre fuerte y valeroso que supere sus debilidades y enfrente los años venideros como un roble. Quizás un hombre a medias o un hombre entero, un padre ausente o una madre perdida. La serie de Luis Miguel, las canciones malas en español de Roxette. El casette con las canciones que grababa de la radio, Los prisioneros, Madonna, David Bowie, Modern love, One of us, artistas y canciones que estaban ahí y no sabía muy bien porqué. ¿Por qué aparecieron en esta temporada Paula, Daniela, Cristián, Carolina, Francisca, Fernando, Vilma, Pamela, Julia, la madre de Paula, la partida de las dos hijas de ese matrimonio de venezolanos? Una causa extraña. Personajes, ángeles y también demonios que aparecen y aportan, maestros- como dice Julia- que están presentes y a la vez ausentes para enseñarnos algo, prepararnos para algo. Enseñarme algo y rectificarme en otras.

No sé si tengo grandes aprendizajes, pero si grandes lecciones. Fue un año duro, 37 años que creí que serían tranquilos, pero no. No lo fueron y quizás no lo sigan siendo. Esto es como Verdades Ocultas de mega: eterna, mala, bizarra e inconexa, kitsch y agresiva; como Luis Miguel y su fantasía de vida convertida en robot sin sentimientos. Un hombre lleno de frases memorables, un padre perdido en sus propias convicciones erradas de una vida vacía y una madre que se pierde. Verdades Ocultas y Luis Miguel hablan un poco de todo esto “miénteme como siempre…por favor miénteme, necesito creerte, seas culpable o no”. Recuerdan el pasado, el presente, la salud y la enfermedad. Vidas que pasan, pero secretos que quedan, una analogía mala y absurda de lo que podría ser mi vida, ya que no recurro esta vez a jodorowsky, o a Lacán, Dali o a Gaudí. Recurro a la mezcla de sentimientos y de telenovelas errantes – como la de Ruiz-  en las que de alguna forma u otra convertí el pedazo de vida que me queda por vivir. Algo de todo lo que aprendí escribiendo ideas de teleseries fue eso: lo que necesito versus lo que quiero. La madre que necesito, culpable o no de todo, es lo que quiero, y es mi gran contradicción. Los grandes villanos son cruciales para recuperar la justicia de la historia.

Tengo muchas canciones, palabras memorables, escenas de amor, pasión y verdad. Descubrir más de un secreto y día tras día mantenerme en pie, valiente, como si la vida siguiera y nada pudiese detenerme - como un barco que sigue navegando en la tormenta-. Una antianquilosis de espíritu. Me siento fuerte. 

Creo firmemente en lo que punteo:
·         
·         Llevo años ganando y fortaleciéndome. Soy mucho mas hombre. También he perdido mucho, y me he dejado engañar.
·         Los grandes engaños cambian el rumbo de la vida. Para bien, para mal lo cambian.  
·         No he visto nada, pero también lo he visto todo: Tele, vidas, libros, terapias, remedios e intuiciones. 
·         El concepto de amistad es uno. No existen divergencias ni tipos de amigos.
·         El recuento de los daños es el mejor tema de Gloria Trevi. Lo descubrí en ese viaje a Papudo en septiembre.
·         Haber dejado Holanda e irme a Peñalolén fue irme para volver desde donde me fui hace muchos años, con ilusiones y esperanzas. Volver a la casa de mi abuela fue reconciliarme con mis inicios. Siempre se vuelve al comienzo. Una bicicleta en el suelo y en el sueño hace 3 años atrás.
·         Los grandes huracanes siempre son predecibles y dan señales. Generalmente son en agosto.
·         No soy un diagnóstico.
·         Richard Davidson es un seco.
·         La intuición es la única verdad y el corazón tiene un cerebro.
·         No existen las mentiras. Existen los engaños y SIEMPRE salen a la luz.
·         Inevitablemente tengo el corazón atado al deseo.
·         Existe el perdón si hay reparación.
·         Haga lo que haga, siempre me arrepentiré (gracias Nicanor)
·         La lucha es dura, pero siempre...siempre es mejor ir abrazados (nuevamente gracias).
·         He vuelto a creer en Dios. O en un guionista tan bizarro como yo cuando tenía 20 años.
·         Existe el amor. Y lo cura todo.


En las últimas semanas, la verdad salió a la luz, completa. Lo mejor y lo peor de Fernando salió a la luz, lo mejor y lo peor de cada uno de los ángeles y demonios que completan esta historia. Un aguijón de escorpión herido que vio la luz completó su sentido de justicia. Sin miedo al pasado, presente ni futuro. Esto es todo.

Mis últimos minutos de 37 años quiero darle gracias a todos esos actores que formaron parte de esta etapa. A los vecinos que quiero de amigos que entonaron con una guitarra mi banda sonora mientras ponía una pausa en netflix y  aparecía la verdad y una vieja canción de Shakira, un modern love de Bowie y un culpable o no de Luis Miguel. Una verdad que estaba en el cerebro del corazón. Realmente quería estar cantando con ellos y posiblemente vieron el tráiler de lo que se venía. Enloquecí, pero enloquecí con consciencia. La vida no es lo que pensabas Fernando, seas un weirdo, un winnerd, un guionista, un psicólogo suicida…no son tus conceptos de la vida ni de lo que quieres. Es lo que necesitas. 

Culpable o no, siempre decidiré creerme y también creerte. Eso lo dice el cerebro del corazón, nadie más.





19 agosto, 2018

¿merecemos soñar?




Cómo comenzar a escribir, o soltar aquellas palabras y sentimientos que mejor me digan què es lo que ha ocurrido. Los cómo, los porquè, los cuándo y los para qué.

Escurrir la sangre y dejar que aquellos sueños se cumplan se vuelve sólo una promesa incumplida. Mereces lo que sueñas? ¿Merezco lo que anhelo? Cada palabra se vuelve un vacío incumplido y un aliento anquilosado. Anquilosado, de huesos, de cabeza y sentimientos. Entender y sentir, comprender que existe un pasado y decisiones que construyen un futuro. Un enfermizo deseo por lo desconocido y lo retorcido se hace aún presente contigo. ¿Si se conocía el final, porqué continué?  Algo retorcido seguramente queda en mi

Pasapalabra. Un eclaire, ir al metro y hacer planes de una vida después de hacer el amor como bonobos. Ver la teleserie, pensar en el color de las cortinas y el tamaño de la cama. Reírse de los errores del pasado y mirar como un chiste la psicopatía de mis padres.  Volver a hacer el amor, profundizar, en todas las formas y posibles estructuras que el cuerpo lo permitía. Las pastillas, el pasado, el clonazepam de a pedacitos. El desayuno en la cama, mi departamento, el vitara. El viaje inconcluso a Valdivia y el teclado. Pulp y esa foto de Jarvis que siempre envidié, esa foto mirando al cielo en la quinta Vergara y las manos unidas en el vitara.

Vi un tsunami, un tsunami disfrazado de luces.  Lo vi venir. Me quedé impávido mirándolo. Todo se movió, y es mejor quedarse quieto, pronto saldrá el sol- pensé en cerati. El daño se repone, pero no merezco todo lo que sueño.

Hoy te miro y me miro. Un alma enferma y un cuerpo anquilosado, la mejor mezcla posible. Del engaño al amor, del amor al engaño y del engaño al silencio…de perderte, a perderme. Estoy empapado de sangre caliente, sin poder detener nada, que todo fluya…que todo acabe, ojalá pronto y que el tsunami de luces haga lo suyo. Un clona challenge para olvidar. Olvidar la sangre, el deseo, algo que seguro fue amor, del más profundo que todo lo cambia. Algunos gozan la derrota de los caídos. El goce del perverso recae en el deseo de ser descubierto en el momento menos esperado. Víctima y victimarios enfrentados por el un lugar que no tiene sentido. Nunca nadie más pensará en tus calcetines o en tu comida, en tu deseo y en el sentido de las letras de las canciones que escuchabas.

El tsunami de luces ya pasó. Se limpiarán los recuerdos – y quizás los daños- algún día, quizás con la sal que derramaste en la cocina o los amigos que dejamos. Esta es la vida. Bienvenido Fernando, eres realmente un winNerd, un weirdo! No hay más que esto, no hay una doble lectura, esto es la verdad. Esto había en el fondo de un pensamiento y un presentimiento, no hay nada más. Quizás una mala copia del amor.

01 octubre, 2017

Zurita y la gramática no son buenos amigos



Una vez aprendí que las conductas pasadas son el mejor predictor del desempeño, medido en cualquiera de las formas posibles, aplicado a la vida, al trabajo, a las relaciones y a las dificultades que pueden ocurrir a lo largo de la vida. Algo en alguna medida asociado seguramente a la cabeza y al pensamiento lógico diría que sí, es la verdad; pero el pensamiento mágico e inexplicable, el del corazón y el de la intuición va por un camino diferente. Llevo miles de entrevistas y conversaciones en el cuerpo y cuando de alguna forma saltas, sabes que no siempre la lógica es la correcta. Escuchar al corazón es el paso que suma y da el seniority.

Tuve una lucha desde niño, entre corazón y cabeza, qué era lo correcto, si mis sentimientos o lo que podría ser aceptado como correcto. Di vueltas varios años al tema, y entre que crecía mi cabeza se iba haciendo cada vez más mínima ante los deseos del corazón. Pensé en la fantasía de una familia que quizás nunca tendría; así como también en todos los que iban siendo parte de mi vida. Los amé de alguna forma, o los amo, o el amor es eterno. Es una respuesta que no tiene lógica ni sentido. Hoy, con toda la tragicomedia turca que llevo en el cuerpo no lo sé. ¿Por qué me vine?, ¿por qué me fui?, ¿dónde están mis raíces? Era el pensamiento que daba vueltas y vueltas en mi cuando despegué de Santiago para volver a Antofagasta después de más de dos años. Cuando bajé las escaleras de mi casa en Peñalolén y supe que nunca más volvería- a la casa, a ser el mismo- y tomé en cuenta que estaba en una ciudad, absolutamente solo y con una responsabilidad por delante: crecer. Era un niño, de ideas fijas y con sentimientos puros al que le costó un tiempo aceptar que la vida en si es una lucha que se vive así, sin ninguna anestesia, sin pena ni miedo como dice Zurita sin puntos ni gramatica que de un sentido, en medio de un cerro antes de llegar a Antofagasta.

Los trenes se van al purgatorio, Tocopilla, Jodorowsky, la tierra en que un bisabuelo pisó para soñar en un mejor futuro. Era todo. Era un hombre-niño mirándose al espejo desnudo con cicatrices de un pasado doloroso.  Ese niño que se había ido de la tierra que lo vio crecer, volvía para mirar con otros ojos la verdad en la que estaba envuelto. La misma verdad que vio cuando volvió a su ciudad de origen. Fernando cree tener todas las variables contabilizadas; Cristóbal tiene sueños y algunos miedos. Una dicotomía incorrecta y enemiga en sí misma, llena de inconsistencias.

Busqué desde el asiento del avión la frase célebre “ni pena ni miedo” Encontré algo a lo lejos, unas palabras llenas de polvo desértico que difuminaba sus intenciones, como las de ese hombre inconsistente. Miré la ciudad a lo lejos, la ciudad en la que caminé con miedo y del miedo alimenté mi fortaleza.  Caminé como si los años no hubiesen pasado y con la misma confianza de siempre. Es una ciudad que es mía. El aire y el calor me quitó el dolor que llevo dentro como un cuchillo siniestro y congelado, y sentí tranquilidad, calma, seguridad…volvería? Porqué me vine, porque me fui, dónde están mis raíces y una cantidad de pensamientos recursivos.

Vi la ciudad y en un espejo de mosaicos en el centro de Antofagasta, me miré fijamente. Mi cara, mi cuerpo, mis ojos, algo de miedo y también algo de pena, pero también de convicción. En un par de días sabía que la prueba no había terminado y que no debía anquilosarme. Si hay dolor y miedo qué más da? ¡Viviré la vida con dolor y miedo, pero también con convicción y sin gramática! Había decidido mirarme sin ningún tipo de prejuicios. Soy feliz así dije, feliz como es mi vida ahora y no volvería atrás. El corazón es la respuesta al miedo y a la pena.

La lección ya la había ganado y era en si una conducta pasada, predictora de algo que seguramente tiene relación directa con mi vida en el hoy y seguramente en el mañana con quienes me aman y a quienes también amo.

Cuando tomé el avión de regreso, miré el reflejo del avión en la tierra. Fernando había decidido no volver, y Cristóbal lo acompañó, sin ningún tipo de puntuación, a secas.





06 octubre, 2016

Mientras más imperfecto el mosaico, más hermoso


Hace algún tiempo decidí cambiarme de casa. Días antes de irme, apareció un fantasma en el sótano del edificio y una amiga sintió su presencia una noche que dormía en el living. Había un cristo con el brazo roto en la puerta de la entrada de mi casa y pensé lo peor. Pese a lo anterior, no le temí, nunca le temí….sea la muerte, mi inconsciente o realmente un alma en pena, lo recibo por lo qué es, y honestamente no hay miedo, si no agradecimiento. A los días me despedí de ese departamento que me recibió en Santiago y recordé ese momento en el que lo recibí nuevo, y con el montón de sueños que traía, de los días en los que tomaba la bici del balcón porque me daba lata ir hasta el bicicletero e irme a la pega con casco, luces y guantes, hasta de esa vez que me caí en Bilbao con Sánchez Fontecilla. Ese día me regresé a la casa con los codos destruidos y el alma confundida, días atrás algo había cambiado.

Volví a mi espacio, y curiosamente muchas cosas relacionadas a mis afectos más importantes también tomaron su lugar: algunos volvieron, otros se fueron y otros llegaron. Han llegado a mi vida personas hermosas que padecen mi enfermedad, que me han apoyado, y también he visto un alto porcentaje de ego y envidia en algunos, pero eso ya no me sorprende. Lo detecté de una y sin complicarme más. Me propuse ayudar en lo posible. Hay harto qué hacer y de corazón sé que una enfermedad no es sólo una mochila, si no también una obligación a la que hay que cuidar, atender y proyectar, quedarse sólo con ella es un egoísmo. Hay que proyectarla al futuro y para el bien de otros.  

Una noche de insomnio, me puse a leer de de la biografia de Gaudí, de ese ser humilde que era un maestro, que construyó no solo espacios, si no los detalles de esté y pensé en que quizás cuando niño quise estudiar arquitectura por un llamado universal del maestro gaudi..jajajaja. Mentira.  Recordé mi viaje a Barcelona, la ciudad más descabellada y única en la que he estado y en que quizás, algún momento de mi vida viviría. Leí sobre su inspiración y su filosofía de vida universal, de la evolución de las creencias y la evolución de la humanidad, todo, desde un escritorio humilde. Gaudí también estaba padecía de una enfermedad reumática que le afectó desde su juventud, y sólo en una iglesia rezando encontraba tranquilidad, no así alivio definitivo. De hecho llegó a la conclusión, de que en la vida hace rato que ya no se sufre, si no que se sufre innecesariamente.... He hecho hartas cosas, me compré varias máquinas para cortar cerámicas, fuí a matucana, encontré las herramientas y ahí ando probando hasta tener la técnica del mosaico. Amo la imperfección que parece perfecta..

Esos días mi doctora, una mujer severa, pero muy sabia, me pidió que me viera un psiquiatra para prevenir cualquier depresión producto del tiempo y las consecuencias de mi dolencia, que hizo una relación absurda entre mis abuelas y mi madre, y me dio unos remedios para tranquilizar caballos. Anduve muerto algunos días, hasta que simplemente los dejé. La verdadera sabiduría es integral y tiene un toque de imperfección que le da un matiz de humanidad, como a Gaudí.

Llevo dos días en la clínica, y si bien una parte de mi la detesta, empiezo a acostumbrarme a los turnos, a las enfermeras, técnicas y a las preguntas pauteadas de la nutricionista, sin mencionar los errores administrativos que hicieron que aún no me pueda ir y no me puedan meter la bendimaldita droga (este neologismo es mi principal indicio de esquizofrenia..jajajaa…). Pero da igual…anoche me di el lujo de caminar por el hospital absolutamente vacío y veía mosaicos por todos lados: puertas, letreros, mesones, y la arquitectura ovalada y alargada del hospital, como una torre agbar, pero de lado. Era un túnel también, como el túnel de la muerte en el que me tenían algunos remedios. Por ahora no hay túnel, sólo luces y espacios que me recuerdan una imperfecta perfección.

24 agosto, 2016

sin mi




Desde hace mucho las cosas cambiaron. Mi salud, mi entorno, mi realidad laboral, mi situación sentimental.  A veces cuando las cosas se alborotan responden a un caos, y después del caos viene la calma. No sé que tanto espero o ansío esa calma, pues he aprendido que tanto de la calma como del caos he aprendido a disfrutar. Me reconozco mejor. Después del caos, la calma; de la lluvia, el arcoíris; del sexo, el descanso; del deporte, una merecida ducha; de la pena, la alegría; y así…Hoy, hace sólo unos minutos, de una forma muy directa, me hicieron entender que lo que he aprendido no le importa a nadie más que a mí.

Curiosamente hoy me acordé de un evento del pasado por una canción que sonaba en mi listado de spotify, cuando en aquel entonces, un personaje al que pensé querer mucho, me dejó plantado en un terminal de buses. Siempre recuerdo que ese día mi amor por pulp y por morrissey fue creciendo dramáticamente, sintiendo consuelo sólo en sus discos repetidos, una y otra vez. Ese día lloré y lloré como nunca lo había hecho en años, encerrado en mi pieza, sin que nadie lo sospechara. Nunca nadie sospechó que sufría por algo, daba igual. Pensé en las bolsas de comida, y en la ropa que llevaba, ordenada, como nunca. Con escasos medios económicos, ese día me devolví en un colectivo cargando kilos de ropa y comida, kilos que seguramente hoy no podría sostener. Tenía 23 o 24 años, un corazón lleno de esperanzas y felicidad, una vida tranquila y un cuerpo sano que cuidar.  Con miedos, como es esperable, pero con esperanzas al fin y al cabo. Después de esos días de pena, tuve sentimientos de venganza y rencor durante muchos años. El rencor se transformó en desconfianza en el amor y sólo me preocupé de mí. Conocí un par de amantes con los que disfruté mucho, hasta que un par de veces me volví a entregar, tal cual, así como el mismo de antes, con las bolsas de comida y bolsos de ropa esperando ansioso la llegada y el destino, en un terminal de buses “las personas nunca cambian, sólo cambia la conducta” decía ese profesor de psiquiatría que se estaba quedando ciego en una sala lúgubre en el Salvador mientras analizábamos un paciente esquizofrénico. Las personas no cambiamos, nunca, ni en esencia, y escasamente en la forma, quizás esa bobada de la evolución astral tiene algún sentido. Quién sabe?

Formalmente me hospitalizo mañana, pero suspendieron mi ingreso porque se me infectó el oído y me punza. He tenido síntomas que nunca he experimentado, y entre tantos, en mi vida había tenido otitis así de grosa!. Es como si el cuerpo hablara por mí, no quiero escuchar ciertas cosas.  La otra mitad está sana, y ya parece  un poco chiste todo lo que tengo o como me he deteriorado,  o crecido…jajjaa…..en sólo unos meses.  La vida me está poniendo extremamente a prueba y pienso que puede ser la muerte la que me espera.  La muerte en el sentido gráfico, o en sentido de cambio, como lo dice el tarot. Los ciclos son sabios y hay que ser bien pavo como para no darse cuenta cuando estás en medio de una tormenta y se te moja el piso, y los muebles, y no puedes vivir como antes.


Algo de mi espera con ansias una compañía leal, y honesta, la otra lo desprecia. Y no es rencor, nunca! Es mi esencia, que no le abre paso a la hipocresía, o también debería ser parte de ese hipocresía para ver el otro lado de la moneda. No quiero anquilosar mi vida nunca, como me lo dicen los médicos. Tus huesos están deteriorados y tu caso es complejo, dice Sabugo  . Lo que queda es algo de fe y de fortaleza, de soltar las bolsas de comida y los bolsos de ropa y tomar por mi propia cuenta el bus, sin esperar a nadie. El camino ya es una oportunidad.


30 junio, 2016

Rayos de felicidad



Empezó esa época de adicción las seriales de netflix y he visto varias. Terminé Orange is the new black y me siento como esa señora que se sentía vacía después del final de La madrastra. Hay que llenar algún vacío, televisivo o psicológico. Lo mismo me dijo un tarotista ayer en la tarde. Caminé y caminé mucho, no sé con qué fuerzas, posiblemente deben ser los remedios que dé quizás qué humano y ratón me están metiendo me están haciendo mejor. Ojalá sean de algún maratonista o un ratón encerrado en cautiverio en un laberinto eterno. Me diagnosticaron una enfermedad extraña, una idiotez que en vez de destrozar el hueso, lo crea, y esto no es del todo bueno. Une hueso con hueso y finalmente la articulación de la columna pierde movilidad y así se va comiendo todo el cuerpo hasta anquilosar las costillas y mueres de un infarto. En eso he estado todos estos meses, en que si tengo el diagnostico, que no lo tengo, que estoy loco. Hasta al psiquiatra me enviaron y una parte de mí también prefería estar demente. Un par de psicotrópicos, dormir mucho, una cura de sueño, un mes internado y a la casa, pero no, sigo siendo un dápico neurótico, un poco histérico, homosexual y con una cruda falta de creencia en el sistema político y religioso (empecé a ver house of card).  El tratamiento es una lata y una crueldad a la vez, y todo el trámite administrativo es desgastador, He peleado con secretarios, médicos, instituciones y personas a las que amo. Todo ha sido confuso, una nebulosa muy oscura en la que con dificultad siento mis propios pasos.

Caminé mucho. Compré un par de frutos secos y seguí adelante, respirando profundo, tratando de no pensar mucho y escuchando unas canciones raras de pulp. “Eres escorpión” me dijo ese tarotista con olor a cannabis, “no eres fácil, te gusta pensar, el cine complicado, los personajes torcidos, los humanos con un sentido incorrecto…qué te diagnosticaron?”  Lo escuché sin criticar. Tuve un día de muchos cuestionamientos y un cansancio nuevo qué me cuesta explicar. Por fuera me veo sano y con ganas de caminar y tomar la bicicleta e irme al trabajo para estacionarla en el -2, saludar a mi jefa, a mis compañeros y enterarme de las novedades del día y la telenovela de la cual era parte, pero la única verdad es que por dentro me siento sin fuerzas de nada (estoy un poco cansado de repetirlo). Nadie ve los huesos y el alien degenerado que está creciendo dentro de mi también es un poco torcido, como el personaje que me gusta. "Lo esencial es invisible a los ojos" dice una mala publicidad del mall plaza, citando al zorro del principito. En la clínica perdieron mis exámenes (nuevamente) y nadie encontraba soluciones. Perseguí a mi doctora y se compadeció y me prometió una solución, nada más, tampoco creo que pueda hacer más. Lloré desde el alma entre pasillos de ese hospital enorme que parecía un laberinto y no lo podía contener, nadie más podría comprenderlo, sólo yo. Ese tarotista me aconsejó cambiar de aire, que quizás antes estaba mejor. Me acordé del libro de Rivera Letelier, los trenes se van al purgatorio, y que la pampa te atrapa, que es una bendición con tintes de condena.  

Extraño un poco Antofagasta: mi casa, al estacionamiento, las distancias, mis amigos, acómo era el amor, en los cambios que hice en varias personas. Siempre que tengo algo nuevo lo modelo a mi gusto y lo proyecto. Ese algo era perfecto. Aquí no lo es y hay que buscar la forma de re-inventarlo y por eso estoy aquí…quizás termine ayudando niños en el áfrica o trabajando en algo de Brian Weiss en un taller de vidas pasadas (miento). Me acuerdo de Barcelona, una ciudad perfectamente imperfecta donde todo era posible, donde los chinos no hablaban ni catalán ni español y no se esforzaban en comunicarse correctamente, sólo te vendían sus donas chinas y cafés malos con Internet, de qué forma, no sé. Esa ciudad me gusta, la del idioma esquizofrénico y sus casas torcidas, la de los chinos indiferentes y la sagrada familia, la de Gaudí muriendo silenciosamente con un poco de frutos secos en el bolsillo en una calle después de haber sido parte de una obra que espero nunca termine….como el sentido de las cosas. Por más que uno intente buscarlo, nunca lo encontrará, porqué somos parte de él. Somos perfectamente incompletos y perfectamente hermosos como silenciosos.

En el final de temporada de Orange, la protagonista dejó de importar y murió un personaje secundario entrañable, lleno de sueños y esperanzas en manos de un personaje que hizo abuso de poder. Y simplemente murió. “Tú crees en las señales?” (Preguntó Poussey en un flashback),  “creo que este mundo es un lugar dañado, y si encuentras un rayo de felicidad, aprovéchalo, lo más que puedas”, le respondió un actor disfrazado de monje budista.

Seguí caminando y llegué a mi casa, sin tratar de pensar en nada, salvo en las lealtades, y en los rayos de felicidad. Torcidos, como una parte de mi columna.

28 junio, 2016

La vida no es cruda, es irónica


Arial 9 en una "perfecta" tabla dinámica justificada, alineada y con colores corporativos dejaban entrever esfuerzo sostenido del trabajo al que tanto había aspirado. Mi jefa se alegraría, de seguro. Era una meta personal y también un reto al destino que muchas veces me enrostró que no volvería a superarme, por dificultades en mi juventud, las deudas que arrastraba de mis padres y las consecuencias de una mala administración de la que fui de una manera muy injusta responsable. Es parte de la cadena de la vida devolverles la mano a tus padres por el amor que invirtieron en tu crianza, en un amor perfecto y virginal, creía hasta ese entonces. Me equivoqué, o quizás ellos se equivocaron conmigo. Desde ese entonces, todo significó un esfuerzo adicional al que cualquier otro ser humano se ve obligado a sobrellevar para lograr el éxito, y el día que se cerraron varios ciclos, se abrieron otros.

Pasé por muchas creencias, siempre busqué una, y después de pasar por el cristianismo, el tarot de osho, jodorowsky, el budismo, el bahai y la psicología, me acordé una de una mañana que un mal bloggero mencionaba que después del año nuevo, cada día de enero representaría un esquema de cómo se venía este 2016. Iba perfectamente.

Nunca pensé en irme de Santiago. Amo el sur de Chile, el campo, el olor a madera, a humedad. Amaba mis blogs, mis foronovelas, mi paso artístico por canal 13 y el sueño de trabajar en una telenovela, Conocí algo del amor y hasta vendí detergentes en una feria con el sueño de vivir tranquilamente mirando el mar, escribiendo proyectos televisivos y de más viejo escribir una novela. Amaba esa vista serena de Pichilemu y soñaba con una cabaña cerca del mar. Nunca pensé irme al norte. Las deudas de mis viejos y el título me apesumbraban. Después de un año viviendo en una pieza, vino un terremoto y el agua arrasó con todos esos sueños. Una casa en el arena, un proverbio bíblico, un sueño terminado. Pasaron muchos años en Antofagasta y la añoro,  es dónde construí gran parte de mi yo, súper yo, ello, mega súper ego y mega súper soledad. Fueron años crudos, pero los más sabrosos de mi vida.

Crecieron mis hermanos, se achicaron mis viejos, nacieron sobrinas, envejecían mis abuelas. El dinero aumentaba y también las envidias y traiciones. Muchos se alejaron, pocos quedaron y llegó el gran momento de volver. Consolidado y resuelto. Sin trancas sexuales, reconociéndome tal cual. Pensaba en esos protagonistas de telenovelas que buscan sentido y regresan a cobrar venganza, en ángel malo, o en la pobre chiquilla que terminó delinquiendo en la quinta región y hace poco perdió en vértigo. La vida no es cruda, es irónica.  El mundo ha cambiado. La política, el sistema, el transporte, el vértigo, la salud, el amor, el concepto de familia - y mi familia-. Pocas cosas quedan que recuerden el sabor de antes, quizás las comidas de mi abuela…

Quizás esta parte de mi blogs será la más honesta. Una justificación para volver. 2El inconsciente y los dolores se alojan en determinados lugares para sintomatizar en la espalda" - Eso me dijo un médico que renunció a su poder allá en La Ligua.  Ese día 13 de enero no pude levantarme ni volver a ser el mismo de antes. Un nuevo giro del cual aún no termino de sorprenderme.

No quiero ni busco razones. Teniéndolo todo, siempre falta algo, es mi want contrastado con mi need. Es Alanis en su versión de Ironic, es una canción de Kevin Johanssen o los recuerdos del amor cuando no funciona, y que cuando funciona no siempre es perfecto. Una enfermedad cambia la vida y por ende las prioridades. Vuelvo a creer, y también a escribir para formar parte de un sentido, nunca encontrarlo, ya que eso no me atañe, aún.

04 febrero, 2010

assesment

Cuestionarse y volver a comenzar,
la capacidad adaptativa no evoluciona...
o se repiten los ciclos.

Me he inventado y reinventado una y otra vez,
de forma,
de cuerpo,
de profesión,
de amantes.

Resquicios del alma repartidos a la suerte,
pedazos de carne, voluntad e ideas al viento.

Un poco de identidad incompleta que se volverá a completar mañana, y que completa volverá a quedar vacía.
Un trozo de mi en cada amante,
en cada postulante al cargo que no existe.
Hallazgos de mis vidas pasadas y de las historias que no alcancé a terminar.

Del olor de tu cuerpo junto al mío,
de los besos que perdimos,
y el futuro que anhelamos.
Un trabajo simple, una vida en paz.

Un nuevo cargo sin postulantes,
el cigarro que dejamos.

Con un poco de eso, volvería a sentir.